¿Por qué los animadores japoneses se ven obligados a vivir en la pobreza?
marzo 01, 2021
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Miles de ilustradores de nivel inferior realizan un trabajo agotador a destajo por tan solo $200 al mes |
En este artículo revelador en The New York Times, hacían recientemente esta pregunta: si la industria del anime japonesa está en auge, ¿por qué tantos de sus animadores solo ganan tan solo $200 al mes?
Miles de ilustradores de nivel inferior realizan un trabajo agotador a destajo por tan solo $200 al mes. En lugar de recompensarlos, el crecimiento explosivo de la industria solo ha ampliado la brecha entre las ganancias que ayudan a generar y sus miserables salarios, lo que hace que muchos se pregunten si pueden permitirse seguir viviendo de su oficio.
"Quiero trabajar en la industria del anime por el resto de mi vida", dijo Akutsu, de 29 años, durante una entrevista telefónica. Pero mientras se prepara para formar una familia, siente una intensa presión financiera para irse. "Sé que es imposible casarse y criar un hijo".
Los bajos salarios y las pésimas condiciones de trabajo (la hospitalización por exceso de trabajo puede ser una insignia de honor en Japón) han confundido las leyes habituales del mundo empresarial. Normalmente, el aumento de la demanda, al menos en teoría, estimularía la competencia por el talento, elevando el salario de los trabajadores existentes y atrayendo a nuevos.
El negocio va tan bien que casi todos los estudios de animación en Japón están reservados con años de anticipación. Netflix dijo que la cantidad de hogares que vieron anime en su plataforma en 2020 aumentó a la mitad con respecto al año anterior.
Pero muchos estudios han sido excluidos de la bonanza por un sistema de producción anticuado que dirige casi todas las ganancias de la industria a los llamados comités de producción.
Estos comités son coaliciones ad hoc de fabricantes de juguetes, editoriales de cómics y otras empresas que se crean para financiar cada proyecto. Por lo general, pagan a los estudios de animación una tarifa fija y se reservan regalías para ellos mismos.
Si bien el sistema protege a los estudios del riesgo de un fracaso, también los excluye de las ganancias inesperadas creadas por los éxitos.
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Fuente: Boingboing