La magnífica edad temprana de las portadas de libros

Cuando los libros comenzaron a venderse realmente de forma masiva en el siglo XIX, las portadas de asumieron repentinamente una nueva función: vender el libro diferenciándolo de otros que abarrotan este extraño nuevo mercado.

Los editores contaron con la ayuda de las nuevas tecnologías de creación de libros de la época que permitió imprimir las portadas, lo que produjo una oleada de innovación en los procesos de color y textura.

El resultado: los diseñadores gráficos se pusieron manos a la obra, produciendo algunas de las portadas de libros más hermosas que jamás hayamos visto. La Public Domain Review eligió 32 de sus favoritas del período entre 1820 a 1914, y son impresionantes.

Así describen:

Inspirado por las crecientes tasas de alfabetización y el avance de las tecnologías, el siglo XIX vio de un objeto mayormente hecho a mano transformarse en un producto producido en masa. En este nuevo entorno, la portada del libro adquirió una importancia adicional: ya no era simplemente una protección funcional para las páginas, sino que se convirtió en una plataforma clave a través de la cual comunicar y vender el libro. Antes de esto, las cubiertas tenían, salvo algunas creaciones únicas altamente personalizadas (por ejemplo, cubiertas bordadas para bibliotecas personales), en su mayoría asuntos encuadernados simplemente en cuero. A partir de la década de 1820, con el auge de la encuadernación mecánica, estas antiguas cubiertas de cuero dieron paso a nuevas cubiertas de tela que, además de ser económicas, también se podían imprimir. Se empleó una amplia variedad de técnicas de impresión de cubiertas a lo largo de las décadas: desde el relieve hasta el dorado y la litografía multicolor. Se abrió un espacio artístico totalmente nuevo. Como puede ver en nuestros aspectos más destacados a continuación, fue uno en el que florecieron ilustradores y diseñadores, produciendo una gama de portadas tan eclécticas en enfoque estético como la miríada de contenidos que presentaban.

Puede verlos todos en el sitio web de Public Domain Review, pero aquí están algunos de mis favoritos, aunque fue difícil elegir entre este ramo de belleza...