sábado, 27 de mayo de 2017

La música, como una tarifa plana de cervezas

mayo 27, 2017 0

▼ | ¿Te imaginas que pagasen a Bustamante con un puñado de estampitas de la Liga?

▼ | ¿Imaginas a un músico declarando la renta a Hacienda con botellines?

▼ | ¿Te imaginas una tarifa plana de cervezas con que la venderte?

¿Te imaginas que pagasen a Bustamante con un puñado de estampitas de la Liga o un fin de semana en Marbella? No nos engañemos, ni un fin de semana en Marbella es la mitad de costoso que el caché con el cobra por bolo el artista salido de Operación Triunfo.
¿Te imaginas que haces tu declaración de la renta a Hacienda, como músico, demostrando cuantas cajas de botellines posees en tu banco?
¿Te imaginas pagar en la farmacia con un botellín a cambio de un medicamento? ¿Y dar de beber a tu hijo un botellín en lugar de pagarle una merendola el día de su cumpleaños?

El último anuncio de Mahou ha tocado los bemoles de gran parte del gremio de artistas y músicos de este país. Como probablemente ya habrán visto y leído, el último spot de la marca de cervezas se basa en un hecho real. La banda de rock Los desleales llegó a acordar hace unos años con el ayuntamiento de una localidad cántabra dar un concierto a cambio de seis mil botellines de cerveza como pago, en lugar de dinero metálico, ya que no había fondo suficiente en las arcas municipales. Mahou conoció la historia y la compró, adornándola para su spot.

No me explico cómo un anuncio así, con la de ojos por los que tiene que pasar en los despachos y reuniones de marketing antes de ser emitido en televisión, nadie ha tenido el tacto de decir "esto no se puede hacer, hombre!"

La reacción de buena parte de la comunidad musical ha sido a la contra, como era de esperar, al menos desde las redes sociales, con una petición desde Change.org para la retirada del anuncio que ha superado las 11.000 visitas en dos días, y por suposición, por un alto número de músicos de todo el país. Grupos asociados como la Unión Estatal de Sindicatos de Músicos o la página de facebook Págame mi actuación y no me cuentes tu vida, vienen luchando y denunciando desde hace años la marginación que sufren los músicos que no pertenecen a las élites ni al estrellato, en lo debido al valor del oficio seriamente respetado y remunerado, desmontando esa difuminada idea en la que invitas al músico en calidad de pachangueo sin un producto físico que comprarle.

El músico, además de ser artista, ha de ser considerado artesano, quizás así también se vea de forma más clara que detrás hay un trabajo duro. No imaginas pagándole a un alfarero un búcaro de arcilla con dos botellines, ni a un restaurador de sofás le preguntarías si lo que gana lo declara a Hacienda, es obvio que sí, es su vida, es su oficio, es su trabajo. 

"Si es tu vocación y tu pasión, ¿por qué cobras por amor al arte?" Espérate, si te parece le decimos al cirujano que soñó serlo toda su vida, que haga gratis su trabajo, por vocación.
"Yo os presto el local y vosotros tocáis gratis" Si además dices lo de "prestar" como quien hace un favor, es doblemente humillante para un músico. Si no hay dinero para pagar las actuaciones, no pasa nada, es tan simple como respetuoso no ofrecerle tal cosa a los artistas, como tampoco le ofrecerías a un fontanero ir a tu casa a prestarle gratis el baño para que lo arregle.

Una de las últimas modas de propietarios de clubes de Madrid con los dj's (sí, ellos también dedican horas a componer y tocar, y gastan pastizales en equipos) es ofrecerles pinchar en sus locales a cambio de que llenen el bar de clientes, y que se ocupe él de convocar a la tribu de amigos que posea, es decir, serás dj si además haces bien tu papel de relaciones públicas y me petas el bar. Y si esto va bien, entonces igual te pagan 60€ o 70€ la noche, una tarifa bastante baja desde el inicio de la crisis, y quizás pienses que no esté mal por haber pinchado, pero ¿qué tal si te pagan otros 60€ por haberte llenado el bar?

No te confundas, soy rockero y me gusta la cerveza. Pero a tu cirujano plástico no le pagarás con un jarrón chino ni a tu fontanero con un juego de llaves inglesas.

Son frases que reflejan la percepción que se tiene de este asunto. Una discapacidad en la vista, o unas gafas de lentes muy desgastadas en que la mirada se queda corta, porque no se llega a ver que como todos, el músico costea un local de ensayo, costea sus instrumentos, costea su vehículo con el que transporta todo el equipo para desplazarse en los conciertos. Esas gafas viejas tampoco ven las horas que dedican los músicos a su oficio, ni ven que como todo el la vida las cosas se deterioran y hay que renovarlas, como el mantenimiento de todo el material de ensayo, ni tampoco llegan a ver que ese músico no es una persona mantenida por sus padres, ni tampoco es tan bohemio como para pensar estúpidamente que por el hecho de ser músico te gusta vivir o dormir en la fría, solitaria e inspiradora calle. Los músicos también tienen hijos, alquileres que pagar, facturas de luz, gasolina, impuestos...

Y vas y le ofreces botellines a cambio. Y vas y haces un anuncio de cervezas donde los colocas como gente feliz que le importa todo tres carajos si le pones unos botellines por delante. ¿De verdad era tan bonita la historia de Los desleales como para usarla de ejemplo que estereotipe el rol trabajador de los músicos?
Y es que otra cosa que no me explico es cómo un anuncio así, con la de ojos por los que tiene que pasar en los despachos y reuniones de marketing antes de ser emitido en televisión, nadie ha tenido el tacto de decir "esto no se puede hacer, hombre!". ¿De verdad nadie ha advertido la ofensión que cargaba este spot? La respuesta es bien sencilla: Que no hubo en ningún momento un solo músico profesional en el equipo de rodaje ni en los despachos.

Si algunas vez invitaste a tocar gratis a una banda, no pasa nada. Si alguna vez te ofreciste a tocar a cambio de unos botellines, no pasa nada. Allá aquellos con los acuerdos entre particulares, todos o casi todos lo hemos hecho alguna vez. Pero hay una diferencia importante entre esto y que una conocida marca de birras lo iconice insensiblemente para una pieza de publicidad por tres razones: 1. Porque la publicidad nunca es inocente. 2. Porque la publicidad se vende destruyéndolo todo. 3. Porque la publicidad son mecanismos por los que se perpetúa esta mala costumbre, al ser un fuerte pilar con el que la cultura se forma a sí misma por sus propios cauces.


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