miércoles, 7 de octubre de 2020

La curiosa historia entre Van Halen, los M&M's y la llamada 'cláusula Van Halen'



Ha muerto Eddie Van Halen, el guitarrista del famoso grupo de rock de los 70 y 80, Van Halen. Como pequeño homenaje os contaré una historia alucinante sobre sus conciertos, los M&Ms y la llamada cláusula Van Halen.

La banda de rock Van Halen se hizo muy popular a finales de los 70 e hizo muchas giras por un montón de países. Fueron uno de los primeros grupos en montar grandes producciones en ciudades secundarias. Enormes escenarios, con mogollón de luz y sonido.
Como siempre iban justos de tiempo la ciudad que les contrataba el concierto tenía que encargarse de gran parte del montaje del escenario. Después ellos llegaban con 9 tráilers hasta arriba de equipamiento y montaban el resto.

Para ello firmaban un contratos muy detallados para el montaje, con una larga lista de requisitos sobre amperaje necesario, enchufes, tamaño de puertas para mover equipos y mil cosas más. Y entre todas esas cláusulas, en mitad de ninguna parte estaba el artículo 126. El artículo decía textualmente:

"No habrá ningún M&Ms marrón en la zona del backstage, bajo pena de cancelación del concierto y pago total a Van Halen"


La cosa no quedaba ahí. En la lista de comida del backstage se pedía, de nuevo, que hubiera un bol de M&Ms, y se exigía expresamente (en mayúsculas y subrayado) que no debía haber ninguno de color marrón. Alguien tenía que echar el rato en quitarlos uno a uno a mano.

Uno de sus conciertos fue en Pueblo, Colorado. El cantante David Lee Roth llegó, fue al backstage y encontró M&Ms marrones en el bol. Como cuenta el mismo David, se puso en modo Shakespeare y dijo: "¿Pero qué es esto que tengo frente a mí...?

David se puso hecho una furia. Tiró toda la comida, destrozó el vestuario, rompió una puerta. Hizo destrozos por valor de 12.000$. La noticia se filtró a la prensa, lo cual reforzó la fama de rockeros maniáticos y excéntricos que ya tenían.

Pero la realidad fue algo diferente... Y muchos años después el propio David desveló la verdad en su autobiografía.

Todos los contratistas les decían siempre que habían montado bien el escenario, siguiendo al detalle las indicaciones técnicas del contrato. Como el grupo no tenía tiempo de comprobar todo el montaje, lo primero que hacían era revisar el bol de M&Ms. Si encontraban M&Ms marrones sabían que no se habían leído el contrato con atención. Y entonces podían haber fallos críticos, como en la estructura para soportar el enorme peso. O la instalación eléctrica podía salir ardiendo con la potencia de luz y sonido que necesitaban...


En definitiva, el concierto podía tener problemas y no se podía garantizar la seguridad del grupo, los trabajadores y el público. De hecho, el sistema les funcionó. En aquel concierto de Colorado, el escenario acabó hundiendo el suelo de la pista de baloncesto donde lo montaron, causando daños de 80.000 $ (además de lo que rompió David por diversión). 

El artículo 126 parecía una excéntrica exigencia de comida de un grupo de estrellitas consentidas del rock. Pero realmente era una brillante forma de controlar la calidad del montaje. De confirmar que el contratista había leído y seguido todas las instrucciones del montaje.

Desde entonces se llama "cláusula Van Halen" a una cláusula sin sentido que se incluye para confirmar que se lee el contrato. Y así es como un grupo de rock ha conseguido aparecer en master de negocios como un buen ejemplo de control de calidad en entornos caóticos de riesgo.

Texto escrito por Eladio, profesor, ingeniero e instructor en Sevilla.

Otras fuentes:
https://www.amazon.es/Decisive-Make-Better-Choices-Life/dp/0307956393
https://www.snopes.com/fact-check/brown-out/

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