Mi amigo,
Como joven guitarrista, usted me pregunta lo que pienso de Jimi Hendrix como músico, compositor, guitarrista; en pocas palabras, lo que pienso de Hendrix como un creador y productor internacional de cultura popular, dentro del área de la música pop, del blues y del rock tanto estadounidense y mundial.
No tengo una respuesta elaborada para su pregunta, pero creo que una respuesta adecuada debería incluir tanto la dimensión artística musical como la dimensión ideológica política porque la existencia de las contradicciones derivadas de la lucha de clases y de la lucha racial en Estados Unidos, denunciada y expresada por la música de Jimi Hendrix, continúan profundizándose en la actual coyuntura socio-económica-política del pueblo estadounidense.
Desde el punto de vista ideológico político, la victoria del millonario supremacista, racista y guerrerista Donald Trump al gobierno de EE.UU., colocó más leña en la hoguera de la guerra de clases y de la guerra racial (que ya venía ardiendo a altas temperaturas desde la fracasada presidencia de Barack Obama) una vez que los supremacistas blancos de Estados Unidos se sienten empoderados con la elección de Trump.
Uno de los momentos significativos de esta coyuntura actual, fue la reciente decisión individual del jugador de fútbol americano mulato Colin Kaepernick de arrodillarse antes de cada partido durante la ejecución del himno nacional estadounidense para protestar contra la opresión, la desigualdad y la brutalidad racial en contralas personas negras y otras minorías, que generaron un conjunto de respuestas de atletas, políticos, periodistas y del público en general, con muchos apoyándolo (incluidos otros jugadores y activistas) mientras que otros afirmaban que él no respetaba la bandera y el honor de la nación.
El presidente Trump, durante un mitin en Alabama, criticó las protestas diciendo que los jugadores que realizaban esas protestas eran “hijos de puta”, clasificando el gesto de los atletas de “antipatriótico” y defendiendo que los equipos deberían despedir a quienes se nieguen a permanecer de pie durante la ejecución del himno nacional.
Foto: Arup Malakar |
Volveré al himno norteamericano y la dimensión ideológica y política de la música de Jimi Hendrix un poco más adelante, pero ahora, en este punto, me gustaría mencionar que como un amante fiel de la música popular y erudita (clásica) que soy, tengo acumulado algunas experiencias y algún conocimiento sobre la historia de la música ejecutada por la guitarra (acústica y eléctrica) durante el siglo XX: por esas razones, podría darle una respuesta que pienso tendría algún interés para usted y para algunos otros interesados en el tema.
Desde el punto de vista de mi experiencia personal, le comunico que he estudiado violoncelo y guitarra acústica en Brasil y que actualmente aun sigo practicando la guitarra, el piano, el bajo eléctrico y la armónica, no sólo dentro, sino también fuera de mi casa: enpresentaciones y pequeños conciertos realizados en México y Estados Unidos, donde, en general, he tocado e interpretado música brasileña, latinoamericana, estadounidense e inglesa.
Desde el punto de vista de mi conocimiento y práctica como profesor y crítico de la cultura, he estado analizando las relaciones entre cultura, ideología, estética y política que se expresan, explícita o implícitamente, en la música, la literatura, el cine o cualquier otro discurso cultural producido dentro del sistema capitalista de producción de nuestra sociedad occidental.
Naturalmente, tanto en el caso de la literatura, del cine o de otro discurso cultural, la crítica musical que me interesa debe tratar de elaborar consideraciones sobre el lenguaje musical y sobre las características formales de este arte, si la intención de nuestro trabajo es la de aclarar, a través de la crítica didáctica, a los diferentes tipos de oyentes de este arte magistral.
Así, desde los dos puntos de vista mencionados arriba, yo le respondería, que nunca escuché, ni he escuchado; que nunca he visto, ni he asistido a ningún artista de la guitarra eléctrica (o acústica) comparable creativa y técnicamente a Jimi Hendrix. Puedo asegurarle que ya escuché y he escuchado a grandes artistas de este instrumento, a verdaderos virtuosos de la guitarra acústica (como los brasileños Rafael Rabello, Baden Powell, los españoles Andrés Segovia y Paco de Lucía) y la guitarra eléctrica de la música de blues y rock (como Eric Clapton, Stephen Ray Vaughan, Jimmy Page), de la música de jazz y blues (como Charlie Christian, Django Reinhardt, West Montgomery, Joe Pass, George Benson) pero nunca escuché, asistí, ni conocí a un artista tan genial en la creación y ejecución musical de la guitarra como el fallecido Jimi Hendrix.
Todavía quisiera sugerir que desde el específico punto de vista de las relaciones entre cultura, ideología, estética y política, sería imprescindible que usted asistiera a la presentación de Jimi Hendrix en la película sobre el Festival de Woodstock de 1969 para obtener una imagen estupenda de la absoluta grandeza creativa, técnica y expresiva de Jimi Hendrix: Usted podría observar cómo Hendrix utiliza la guitarra para denunciar, en un lenguaje exclusivamente sonoro, la guerra y la política militarista del sistema capitalista imperialista contra la población de Vietnam del Norte. En cuanto a esta presentación de Hendrix, me gustaría recordar y describir rápidamente (incluso con las limitaciones de la palabra escrita) una secuencia de escenas de una parte de la larga presentación y exhibición de Jimi Hendrix que se encuentra en esta película del Festival de Woodstock.
En esta secuencia de escenas, el artista Jimi Hendrix está en el escenario acompañado por su nueva banda “Gypsy Sun and Rainbows” formada por cinco músicos: Bill Cox en el bajo eléctrico, Mitch Michell en la batería, el guitarrista Larry Lee, los percusionistas Juma Sultán y Jerry Vélez. Hendrix está vestido con una chaqueta indígena azul y blanca con franjas de los mismos colores de estilo apache, usa pantalones vaqueros y tiene en la cabeza un pañuelo (bandana) rojo sobre el pelo negro estilo blackpower. En su cuello, vemos un collar de cuero con un broche de esmeralda, en las orejas, dos anillos de plata y en los dedos dos anillos: el más pequeño en la mano derecha, el más grande en la mano izquierda. Jimi tiene entre las manos, una guitarra Fender Stratocaster blanca, colgada de su cuello por una colorida correa roja y blanca. La presencia colorida y multiculturalista de Hendrix en el escenario del Festival de Woodstock ya mostraba el lado político, social, económico y racialmente oprimido no sólo del propio guitarrista Hendrix, sino de una parte significativa de la población estadounidense (1).
Así, la manera de vestir de Hendrix en el escenario expresaba y sintetizaba la imagen de las contradicciones y de los conflictos políticos, económicos, sociales y militares que eran escondidos por la imagen de la bandera de EE.UU. en los años 60: una bandera que representaba claramente la decadencia de los valores humanos de la nación estadounidense simbolizada por la guerra imperialista contra Vietnam.
En este contexto histórico, Jimi Hendrix sorprende a los espectadores y oyentes cuando súbitamente deja de tocar sus composiciones musicales del género blues, rock, pop y comienza a hacer un solo, en una guitarra blanca, de las primeras notas de la melodía de “Star Spangled Banner” ( La bandera tachonada de estrellas) , el himno nacional de los Estados Unidos de América. Después de iniciar el solo, Jimi abandona la acostumbrada línea melódica de la primera estrofa del himno y parte para la transformación de la segunda estrofa, alterando su línea melódica, deconstruyendo lenta y sistemáticamente sus partes súper conocidas (que son siempre cantadas y tocadas en todas las ceremonias civiles, militares o deportivas de los Estados Unidos) hasta convertirla en la sonoridad terrorífica de las bombas, los gritos y los gemidos producidos por la guerra de EEUU contra el pueblo vietnamita.
Musicalmente, Hendrix representa la tragedia humana de la guerra imperialista a través de técnicas guitarristas (muchas de las cuales él inventó y o perfeccionó) que eran poco conocidas y/o utilizadas durante los años 1960.
A través del lenguaje intrínseco y exclusivamente musical de la guitarra eléctrica, Jimi Hendrix hace artísticamente una de las mayores denuncias político-sonoras del imperialismo en el siglo XX: una denuncia que es equivalente en el plano cultural a la denuncia político-pictórica de Pablo Picasso de la tragedia española causada por el fascismo franquista en la guerra civil española en su panel “Guernica”.
Lógicamente, después de la ejecución/deconstrucción del himno “Star Spangled Banner”, la derecha política conservadora de EE.UU. (furiosa con el desenmascaramiento sonoro del imperialismo estadounidense), manipuló las imágenes (circenses) de Hendrix en el concierto del Festival de Monterrey, y comenzó a tratar de denigrar (a través de los medios corporativos) el extraordinario talento musical de Jimi Hendrix llamándolo de guitarrista payaso y drogado (2).
A pesar de la propaganda contra Hendrix y su comportamiento circense (Jimi podía tocar la guitarra con la mano izquierda, con las cuerdas invertidas, podía tocar mientras la guitarra se encontraba a sus espaldas, podía tocarla con los dientes, podía tocarla en el escenario como un equilibrista de circo, y al final de su presentación en el Festival de Monterrey, Jimi, después de prender fuego a su guitarra, rompió el instrumento en el suelo del escenario, tirando los restos de la guitarra a la audiencia), algunos de los mayores guitarristas del siglo XX (Pete Townshend, Eric Clapton, Jeff Beck) y muchos otros genios musicales de la música de jazz (como Miles Davis y Gil Evans), afirmaron, después de la presentación de Hendrix en el Festival de Monterrey, que ningún artista podía tocar la guitarra como Jimi Hendrix: además de ser un solista fantásticamente talentoso, del “otro mundo”, su técnica y su creatividad, estaban muchos años delante de los mejores de su tiempo (3)
A pesar de la relativa pérdida de la importancia del papel político del intelectual cultural defensor de los pobres y de los oprimidos (tales como los revolucionarios Karl Marx, Lenin, Trotsky, Che Guevara, Gramsci, Lukacs, Sartre, Franz Fannon, Carlos Mariguela, Paulo Freire, Manuel Sacristán Luzón, Charles Chaplin, Serguéi Eisenstein , Bertolt Brecht, Luis Buñuel, Mayakovski , Glauber Rocha…) dentro de esa etapa de capitalismo neoliberal y globalizador de nuestros días, me parece sumamente importante reivindicar y revitalizar la importancia de ese trabajo intelectual (teórico ypráctico) no solamente en el plano de la filosofía, la literatura, la política, sino también reivindicar y revitalizar la importancia del trabajo en el plano artístico, musical-ideológico-político frente al sistema capitalista, de artistas como Jimi Hendrix, John Lennon y Frank Zappa (4).
La trayectoria entera de estos extraordinarios intelectuales y artistas del área filosófica, literaria, pictórica, musical y cinematográfica, siempre estuvieron en la mira de la guerra cultural que la CIA y las dictaduras (en Portugal, España, Brasil y en América Latina) establecieron en la defensa del imperialismo norteamericano contra los movimientos de emancipación, el movimiento de los derechos civiles, la liberación de las mujeres, del movimiento subterráneo (underground) del movimiento Hippie y otros movimientos contraculturales de emancipación social y humana de nuestro tiempo.
Notas:
(1) Jimi Hendrix era de ascendencia afroestadounidense y del grupo indígena cheroqui de Norteamérica conforme el libro de Alan Douglas and Peter Neal, Starting At Zero: His Own Story, Publisher: Bloomsbury USA (October 7, 2014). Los excelentes poemas de las canciones de Hendrix hablan de su infancia (“Castles Made of Sand”) del racismo (“House Burning Down”) y de la injusticia social ( “Up From The Skies”) . La letra de la música “Castles Made of Sand”, por ejemplo, es muy biográfica. Ella nos dice: ” Down the street you can hear hers cream ‘you’re a disgrace’, As she slams the door in his drunken face, And now he stands outside and all the neighbors start to gossip and drool, He cries “ Oh girl , you must be mad , What happened to the sweet love you and me had ? Against the door he leans and starts a scene, and his tears fall and burn the garden green , and so castles made of sand, fall in the sea, eventually”. (“ En la calle se oye gritar ‘eres una desgracia’, mientras ella golpea la puerta en su rostro borracho, Y ahora él está afuera y todos los vecinos comienzan a chismear y babosear, Él grita ‘oh chica, debes estar loca, ¿Qué pasó con el amor dulce que tú y yo tuvimos?’ Contra la puerta, él se inclina y comienza una escena, Y sus lágrimas caen y queman el verde jardín, Y así los castillos hechos de arena, caen en el mar, eventualmente”). La metáfora del castillo de arena expresa la desilusión del artista con la existencia durante su infancia, subsumida por las constantes peleas entre sus padres que, debido a la pobreza, a la falta de trabajo, y al racismo, buscaban en el alcoholismo un medio para escapar del dolor de la realidad sufrida y amargada bajo el capitalismo de EE.UU.
(2) Estoy de acuerdo con el libro Addiction Treatment: A Strengths Perspective (2018) (de Van Wormer y Davis) cuando informa que “Richard Nixon fue el primer presidente estadounidense a declarar “la guerra contra las drogas” que se trataba de una estrategia planificada a separarse de la “guerra contra la pobreza” del liberal Lyndon Johnson. Pero me gustaría ir más allá del libro de Van Wormer y Davis y afirmar que Nixon hizo su “guerra contra las drogas”, no sólo para intentar destruir la resistencia del movimiento contracultura de la década de 1960 contra la guerra de Vietnam, sino también para ofuscar y ocultar su notoria imagen de criminal de guerra, ya que fue el responsable de los asesinatos de cientos de miles de habitantes de Vietnam del Norte, enviando miles de soldados estadounidenses a la muerte durante la guerra de Vietnam. El escritor y periodistade investigación británico, Christopher Robbins, afirma en su libro Air América (1985) que cuando Nixon lanzó la guerra ilegal en Camboya, fue construida, dentro de la sede de la CIA en el norte de Laos, una nueva instalación, donde el opio en masa era refinado en heroína y enviada al exterior. El libro de Robbins fue transformado en una película americana muy popular con el mismo nombre “Air América”, protagonizada por Mel Gibson y Robert Downey Jr., actores que pilotaban los aviones Air América de la CIA, en misiones voladoras en Laos durante las guerras de Vietnam y Camboya. Hasta donde sabemos, el movimiento contra la cultura de la década de 1960, formado por muchos movimientos progresistas tales como, derechos civiles, libertad de expresión, la nueva izquierda, oposición a la guerra, oposición a la energía nuclear, feminismo, ecologismo, movimento gay, hippies (Civil Rights, Anti-war, Anti-nuclear, New Left, Hippies, Feminism, Environmentalism, Free Speech, Free school movement, Gay liberation) fue sistemáticamente atacado y reprimido, a lo largo del siglo XX, por las autoridades estadounidenses: no sólo por el criminal Richard Nixon, que fue impedido (impeached) por el Congreso de los Estados Unidos, sino también por los siguientes presidentes de EEUU, Ronald Reagan, George Bush (padre), Bill Clinton, George W. Bush (hijo) y Barack Obama. Ahora es el turno de Donald Trump.
(3) A pesar de que la carrera de Jimi Hendrix solo duró cuatro años, es considerado uno de los guitarristas más influyentes de la historia del rock y uno de los músicos más famosos del siglo XX. El Salón de la Fama del Rock and Roll le cualifica como «indiscutiblemente el músico más grande de la historia del rock ».
(4) Desgraciadamente no puedo colocar la trayectoria de productores musicales internacionales como Paul McCartney o Mick Jagger, por ejemplo, en la misma categoría en que se encuentran Jimi Hendrix, John Lennon, y Frank Zappa, porque desde mi punto de vista político-ideológico, fueron cooptados por el sistema capitalista o capitularon ante la ideología neoliberal y globalizadora contra los movimientos de emancipación de seres humanos oprimidos por el imperialismo internacional. Por ejemplo, el caso de las posiciones reaccionarias del exbeatle Paul McCartney defendiendo verbalmente la política criminal y genocida del ex presidente George W. Bush en su guerra contra el pueblo de Irak e Afganistán o la posición de McCartney legitimando la política genocida y reaccionaria del ex presidente Barack Obama, a través de la celebración de conciertos musicales en la Casa Blanca para el deleite de Obama y su familia. La posición político-ideológica de Mick Jagger y de los Rolling Stones es notoriamente contradictoria porque después de componer una música de rock denunciando la hegemonía política neo-nazi de los neo-conservadores judíos (neo-con) durante la administración de George W. Bush, viajaron a Israel (el país del apartheid colonizador y opresor de la población palestina) para realizar conciertos musicales en aquel país sionista.
Artículo escrito por Jorge Vital de Brito Moreira
Traducido del portugués por Catherine M. Bryan
De Rebelion.org
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