domingo, 27 de mayo de 2018

La música y la decadencia del capitalismo

mayo 27, 2018 0
MÚSICA | BPJ


El futuro del arte está ligado inextricablemente al futuro de la humanidad en su conjunto y la lucha política contra el capitalismo debe necesariamente encontrar una expresión en el arte.

“El negocio de la música es una trinchera de dinero cruel y superficial, un largo pasillo de plástico donde los ladrones y los proxenetas corren libres, y los hombres buenos mueren como perros. También hay un lado negativo.”- Hunter S. Thompson

“Cada nueva tendencia en el arte ha comenzado con la rebelión.” – León Trotsky



La prolongada crisis global del capitalismo, que está completando una década, está enraizada en una crisis estructural de las fuerzas productivas. Esto, a su vez, encuentra expresión en las instituciones políticas, ideológicas, culturales, roles y rituales de la sociedad, las cuales están siendo afectadas significativamente.

La CMI (Corriente Marxista Internacional) ha documentado múltiples aspectos de este fenómeno en nuestra época. Con respecto a la música, nuestro artículo del 2013 esbozó el surgimiento de modelos de transmisión en streaming[1] y el peligro que representan para los medios de vida de los músicos. Desde entonces, la situación de los músicos ha degenerado aún más en formas cada vez más distorsionadas.

Hay indicios de que incluso la fortaleza, una vez aparentemente impenetrable, del rock y el pop, respaldados por corporaciones está sufriendo graves grietas en su base. Ted Gioia, crítico, historiador y fundador del programa de estudios de jazz de la Universidad de Stanford, recientemente escribió una columna muy interesante titulada “¿Necesita el negocio de la música algún tipo de talento? (enlace)

Según el artículo (que vale la pena leer en su totalidad por sus ideas), las calificaciones de los Video Music Awards de MTV cayeron un 34% entre 2015 y 2016, luego de un descenso similar el año anterior. “En una industria que agoniza sobre los cambios de una fracción porcentual, este tipo de caída libre es sin precedentes”, escribió Gioia. El negocio de la música sacó sus mejores armas para el evento de MTV, Beyoncé, Kanye, Rihanna y Britney, entre otros fenómenos de un solo nombre, y el programa fue transmitido en 11 redes diferentes, incluyendo VH1, BET, CMT y Spike. Incluso Comedy Central dio la cobertura completa del evento. . . más gente vio The Great British Bake Off [2] la semana anterior”.



Mientras que algunos han tratado de “mirar el lado positivo”, en términos del mayor control que los artistas tienen sobre sus destinos, la cruel verdad del asunto es que para más y más artistas, la “elección” que tienen es entre encontrar una alienante forma de sobrevivencia o languidecer en la pobreza.

Más recientemente, The Washington Post publicó un largo epitafio en forma de artículo titulado “Por qué mi guitarra llora suavemente: La muerte lenta y secreta de la eléctrica de seis cuerdas. Y por qué debería importarte” (enlace). Los números son más que sombríos: “En la última década, las ventas de guitarras eléctricas se han desplomado, de alrededor de 1,5 millones vendidos anualmente a poco más de 1 millón. Las dos compañías más grandes, Gibson y Fender, están en deuda, y una tercera, PRS Guitars, tuvo que recortar personal y ampliar la producción de guitarras más baratas. En abril, Moody’s bajó la categoría de Guitar Center, el mayor minorista de cadenas, ya que enfrenta una deuda de 1.600 millones de dólares”.

El mismo instrumento que fue en gran parte sinónimo de la música popular del siglo XX puede estar en su lecho de muerte. En una cruel personificación de la situación, Allan Holdsworth, posiblemente el guitarrista eléctrico más revolucionario del siglo falleció recientemente en una situación financiera tan grave que su familia tuvo que financiar colectivamente sus gastos de funeral. Si esta es la situación a la que se enfrentan las “leyendas” de la industria, sólo nos podemos imaginar cómo están las cosas para aquellos que están empezando a explorar sus intereses musicales.

El streaming continúa su espiral descendente

El surgimiento del mp3 marcó el comienzo de una nueva era en la experiencia musical. Por primera vez, millones de personas pudieron acceder a miles de horas de música simplemente pulsando un botón. Con el streaming, esa capacidad se multiplicó aún más, aunque el ancho de banda artificialmente restringido impedía que el oyente transmitiera audio de alta calidad. Como Marx predijo correctamente en sus escritos sobre el uso de la maquinaria bajo el capitalismo, el surgimiento de esta nueva tecnología, lejos de liberar a los artistas de la explotación, sólo los llevó a más desesperación, haciendo casi imposible que la mayoría de los artistas se beneficien de la venta de su música.

Cuando escribimos por última vez sobre la tecnología de streaming, Spotify[3] estaba en su ascendencia y la música de Apple aún no existía, por no hablar de Tidal[4]. Firmas como Rhapsody y Napster que estaban luchando por el segundo lugar ahora han quedado obsoletas. Apple también se rumorea que está considerando la adquisición de Tidal, el “artista poseído”, un servicio de transmisión en tiempo real que tiene algunos de sus artistas más prominentes saltando del barco debido a su falta de rentabilidad e incapacidad para competir contra los dos principales titanes.

Últimamente, la competencia entre los dos gigantes se ha tornado aún más complicada. A tal grado que en la próxima oferta inicial publica de Spotify, Apple ha tratado de ofrecer un modelo de streaming que pondrá presión sobre Spotify, según el Bay Area News Group. La medida convertirá a Apple Music en un líder en pérdidas para presionar a Spotify, ya que las pérdidas netas de la compañía se duplicaron, pasando de 258 millones de dólares en 2016 a 581 millones de dólares en 2017, de acuerdo con su estado financiero anual.



Esta es sólo la punta del iceberg en la maniobra para sacar ventaja de la plusvalía, desollando músicos vivos, dejándolos con peniques en sus bolsillos por su trabajo artístico. El reciente lanzamiento de Frank Ocean, Blond desató una guerra entre la discográfica Def Jam, su compañía matriz, Universal Music Group, el artista, los fans y las compañías de tecnología. Según el New York Times, “en la era del streaming, la compleja serie de relaciones en las que el negocio de la música se basa para funcionar se han convertido en cualquier cosa, menos en algo armonioso… representativo de un cambio más amplio en la dinámica de poder entre artistas, discográficas y empresas tecnológicas”.

En medio de toda esta acritud, un nuevo fenómeno parece estar en aumento: stream ripping[5]. El procedimiento, que convierte un flujo en un archivo descargable, es “particularmente preocupante porque la industria de la música -que ha perdido el 60% de su valor desde su máximo en 2000 y apenas se ha expandido en los últimos cinco años- está trabajando con servicios de streaming pagados para estimular su crecimiento”, según el Wall Street Journal.

En resumen, tenemos una situación en la que las marcas de música corporativa buscan timar a los artistas a la antigua usanza, las empresas tecnológicas llevan a cabo la piratería legal contra los artistas y los fans son obligados a cometer piratería ilegal para acceder a servicios de música que no pueden pagar. ¿Tener sentido? Bienvenidos al capitalismo en el Año de Nuestro Señor 2017.

Spotify es sólo una de las casi 200 nuevas empresas con respaldo de riesgo con una valoración de $1 mil millones o más. Cuando se presenta con su oferta pública inicial, un puñado de especuladores están seguros de alejarse con un gran bolso de dinero en las manos. Pero dado su desempeño, parece más probable que entre en el mercado como un fracaso, uniéndose a los que ostentan capital de riesgo como Grubhub, Fitbit, Twitter, GoPro y otros. Independientemente de lo que suceda en este juego especulativo de la economía del vudú, podemos estar seguros de que habrá perdedores garantizados: los artistas, sobre cuyo trabajo se basa toda esta monstruosa máquina. Contra este telón de fondo, las palabras de Hunter S. Thompson, citadas anteriormente, nunca han sido más verdaderas.

¿Un modelo de streaming justo bajo el capitalismo?

Ha habido un número de diferentes propuestas de “soluciones” para los artistas que se encuentran en este callejón sin salida. El más interesante, sin embargo, llegó en 2015 en forma de artículo de Anil Prasad, “Un modelo de streaming de música justo es posible: ¿Por qué los artistas y las marcas independientes deben emanciparse de Big Music? (enlace), que fue leído por decenas de miles. Prasad, que comenzó el primer periódico en línea de la música, es leído extensamente y es uno de los periodistas más respetados de la música en el mundo. Mientras Prasad se ha distanciado de este modelo, afirmando que la ventana se ha cerrado para tal posibilidad, sostendremos que tal modelo no habría funcionado de manera sostenible ni siquiera bajo las condiciones más favorables.

De acuerdo con este modelo, en un intento por liberar a los artistas del control corporativo, o “Big Music”, como él lo llamó, la solución sería “un servicio de streaming totalmente nuevo y justo” se convertiría en un “ambiente de streaming alternativo centrado en la música de significado, para los oyentes de valía, [para] los artistas y las marcas independientes para trabajar dentro de una creación totalmente nueva diseñada para beneficiarlos, dirigida por alguien que tiene sus mejores intereses en el corazón “. Su modelo propuesto se desglosa así:

-Una escucha gratuita de todas las pistas

-Escuchas futuras pueden ser alquiladas en $0.10 por caso o ser comprado y agregado a su biblioteca personal por $1.00

-Las suscripciones de streaming costarían de $40 a $60 dólares al mes (en comparación con los 10 dólares de Spotify)

-Funcionaría como una corporación-B (dirigida a impactar positivamente a la sociedad) con operaciones “pequeñas” y “ágiles” dirigidas por “verdaderos” amantes de la música

Hay dos requisitos finales, de acuerdo con este esquema: “Tiene que ser el único lugar para usar la música de importancia… [y] el compromiso exclusivo de marca respetadas”.

¿Suena demasiado bueno para ser verdad? Bajo el capitalismo lo es ciertamente. El Sr. Prasad simplemente propuso otra forma de mutualismo proudhonista. No sólo no explicó lo que es “música de significado”, sino que se saltó el pequeño detalle de cómo este servicio surgiría como el “único lugar para acudir” en un mercado dominado por Spotify y Apple. Tal empresa tendría que operar en el antes mencionado despiadado mundo de mega-conglomerados, adquisiciones, IPOs, etc.-en una palabra, el capitalismo. Dependiendo del capital requerido para lanzar este servicio de fantasía, teóricamente podría ser posible para un puñado de artistas conocidos obtener un beneficio por un tiempo. Pero en el momento en que la empresa se pone en el radar del gran capital, la expectativa es que termine como todas las cosas bajo el capitalismo. Como decía Lenin, sería controlado y dominado “a través de mil hilos, atrapados como en una telaraña”.

Si bien aplaudimos el espíritu de lo que era claramente una propuesta bien intencionada para beneficiar a los artistas, debemos ser francos y claros de que no existe tal panacea dentro de la tormenta cada vez más turbulenta de la crisis más profunda del capitalismo hasta la fecha. Mondragón ofrece varios ejemplos para aquellos que desean entender los desafíos que el mercado plantea incluso a las cooperativas de trabajadores más resistentes.

¿Son las giras de los artistas la respuesta?

Algunas personas afirman que los artistas deben en su lugar apoyarse a sí mismos haciendo giras interminables. Sin embargo, hay varios aspectos de este argumento que exponen su naturaleza utópica, incluso si alguien quisiese pasar toda una vida recorriendo lugares. Por un lado, el precio de un billete de concierto promedio aumentó en un 400 % entre 1981 y 2012, en comparación con un aumento del 150 % en los precios totales del consumidor. En otras palabras, la gente promedio no puede permitirse asistir a tantos conciertos como en el pasado.

Además, el 5 % de los principales intérpretes de conciertos se llevan a casa alrededor del 90 % de los ingresos por conciertos. El periodo en el cual los que se encuentran en este estrato, van a permanecer siendo exitosos es absurdo y extremadamente humillante. Como ejemplo, Prasad ha narrado el surgimiento de los cruceros de música y los “paquetes VIP”:



“Los márgenes de beneficio son simplemente espectaculares. Los honorarios de la banda son triples, cuádruples, incluso quíntuple por un concierto regular. Cada artista con el que he hablado—diría que unos 11-12 de los “principales”—todos dicen que desean que no tuviesen que ser de esta manera, y que desean no tener que hacer cruceros. Ninguno de estos artistas, algunos que solían vender 50 millones de discos, incluso pensaron que su carrera sería relegada al entretenimiento entre el servicio de bebidas con sabor a naranja y el postre de gelatina…Ahora, están tratando de atrapar a los periodistas para asignar credibilidad a estos eventos. Los artistas, durante las entrevistas, dirán que estos cruceros son una maravillosa congregación de verdaderos fans, como portavoces del evento, no quieren morder las manos que los alimentan. Los “periodistas” a su vez, no queriendo morder la mano que les alimenta esta experiencia, y quieren ir a más de estos conciertos, también dirán algo similar. Varios artistas me han dicho que desearían que no tuvieran que hacerlo o que desearan desafiar a la gerencia y decir no a la idea. Pero el resto de las cosas funcionan de forma tan brusca que se ven obligados a hacer estas cosas simplemente para sobrevivir”.

Pero incluso estos “exitosos” artistas son una raza en extinción. Están respaldados por una base de fans que llegó a la mayoría de edad durante el auge de la posguerra, una generación con más ingresos disponibles que cualquier otra audiencia, de acuerdo con Ted Gioia. “Lástima que sus fanáticos más decididos se estén extinguiendo. Si usted va a un concierto de los Rolling Stone, la audiencia todavía está usando drogas, pero han sustituido la medicación por la presión arterial con el LSD. Me encantan esos ancianos de cabello gris, pero ellos no pueden ayudar a resolver los problemas de la industria, aunque todavía puedan vender álbumes”.

Otro problema es que cada vez más sitios para la música en vivo (así como estudios de grabación) están cerrando debido al aumento de los precios inmobiliarios. Incluso los miembros restantes de la banda más grande de todos los tiempos -Los Beatles- lamentaron recientemente el estado de cosas cuando la sede de Londres, Fabric cerró. Su clausura representa la continuación de una tendencia asombrosa en la ciudad: el abandono de más del 40 % de sus lugares para eventos musicales en la última década. “Son mucho menos lugares para tocar, así es como están las cosas. Es una pena porque las nuevas bandas necesitan nuevos lugares, necesitan un lugar para tocar y se están cerrando “, dijo Ringo Starr. “Y el otro lado de esa moneda es que las bandas conocidas están dando a las nuevas bandas una oportunidad, pero tienen que pagarles para subir al escenario”. A lo anterior, ahora debemos agregar las preocupaciones generalizadas sobre cómo Brexit afectará a la gira de las bandas en Londres y más allá en el Reino Unido.

Aquellas almas valientes que deciden convertirse en guerreros de carretera se enfrentan a una vida muy difícil, en la que el insomnio, la ansiedad y la tensión en las relaciones son la norma. En 2015, The Guardian informó sobre un estudio reciente realizado por Help Musicians UK que indicaba que más del 60 % de los músicos en gira han sufrido de dolencias psicológicas. La situación es aún más difícil para los DJ, debido a la velocidad de las giras, dado el relativamente bajo costo general. “Para fingir lo contrario”, señala Moby en el seguimiento del periódico, “es por eso que, muchos músicos de gira se convierten en alcohólicos y adictos y finalmente mueren. Si nos fijamos en las tasas de mortalidad de las personas que viajan, es una profesión increíblemente peligrosa: la gente muere muy joven”. En los Estados Unidos, por lo menos, este riesgo también lo sufren los artistas que actúan en un país con el sistema de atención médica más asqueroso en el mundo desarrollado. En noviembre pasado, el maestro bajista, el anterior profesor de Berklee, y el exalumno de Weather Report, Victor Bailey murió en un hospital para enfermos terminales, otra víctima artística de un sistema de salud con fines de lucro que no proporciona asistencia médica a los necesitados. Su muerte siguió a la de Bernie Worrell, el pionero del sintetizador cuyos guiones desempeñaron un papel integral en el Parlamento Funkadelic[6], The Talking Heads[7] y la explosión del gangsta rap[8] de los años 90, después de perder una batalla contra el cáncer en junio de 2016 en medio de un torrente de facturas médicas.

Por una solución socialista

El Renacimiento produjo artistas de un calibre incomparable. Estos titanes, muchos de los cuales todavía se consideran entre los mejores de todos los tiempos fueron capaces de desarrollarse a un grado sin precedentes. Federico Engels se mostró efusivo en su admiración: «Los héroes de aquella época no estaban aún sujetos a la división del trabajo, cuyos efectos restrictivos, con su producción de unilateralidad, la cual vemos tan a menudo en sus sucesores». Estos genios de artistas pertenecían o eran patrocinados por las clases altas establecidas y ascendentes, proporcionándoles recursos masivos para desarrollarse a sí mismos y a sus creaciones a grandes alturas. Pero el requisito previo para su acceso a los recursos necesarios para refinar su maestría era el trabajo de millones bajo el tambaleante feudalismo y el capitalismo en ascenso.

Aristóteles alguna vez expresó con profunda agudeza de que el hombre empieza a filosofar cuando se le proporcionan los medios de vida necesarios. Sin alimento, refugio, y seguridad, ¿cómo se puede esperar que se ponga atención a la comprensión del mundo y hacerlo un lugar hermoso para vivir? Por un breve instante en el siglo 20, parecía como si una prueba de este tipo de vida podría ser posible, es decir, para una capa de la clase trabajadora en los países desarrollados imperialistas. Pero la convergencia de factores que lo hicieron posible, que hemos analizado en detalle en otro lugar, se ha ido y ha sido enterrada para siempre.



En su crónica, White Bicycles, el legendario productor Joe Boyd expuso sus puntos de vista sobre lo que hizo vibrar las contribuciones artísticas de la década de 1960: “El ambiente en el que floreció la música tenía mucho que ver con la economía. Fue una época de prosperidad sin precedentes… En los años 60, teníamos excedentes de dinero y tiempo. Amigos míos vivían cómodamente en Greenwich Village, Harvard Square, Bayswater, Santa Mónica, y en el Left Blank que estaban, por los estándares actuales, en bancarrota. Sin embargo, sobrevivieron con facilidad por conciertos ocasionales en cafeterías o por trabajos a tiempo parcial. La economía de los años sesenta nos permitió mucha holgura, dejándonos tiempo para viajar, tomar drogas, escribir canciones y repensar el universo. Había un sentimiento de que nada estaba fijo, que una suposición sostenida era una que valía desafiar. Los estudiantes libres de deudas con tiempo disponible en sus manos obligaron al Pentágono a dejar de usar niños estadounidenses reclutados como carne de cañón y alteraron el panorama político de Francia”.

Junto con el auge sin precedentes de la posguerra, hubo un florecimiento de las artes. Nosotros, sin embargo, vivimos en un período fundamentalmente diferente. Sin duda, hay muchas flores brillantes que batallan contra el hormigón, algunas de las cuales logran pasar fugazmente. Pero en comparación con las posibilidades que existen para liberar todo el potencial de la humanidad, estamos pasando por un desierto cultural. El anhelo de volver a la cultura del boom de la posguerra es tan utópico como la idea de que Donald Trump puede chasquear los dedos y mágicamente “Hacer los EUA Grande de Nuevo”. Con la crisis de la superproducción alcanzando niveles sin precedentes, la única salida es implacable lucha para transformar fundamentalmente el sistema.

Después de su salida de la legendaria banda de rock, Cream, se le preguntó al bajista Jack Bruce qué tipo de sociedad quería él y los artistas con ideas afines. “¿Qué tipo de sociedad queremos? Bueno, no queremos lo que nos han dado las sucesivas generaciones de políticos, eso es seguro. Queremos nuestra propia poesía, nuestras propias organizaciones, y nuestra propia música, como [la música en] esta vieja banda en la que solía estar llamada The Cream. Por el momento, sólo nos sirve de excusa para los errores de todos los demás … quieren imponernos valores y estándares propios para que puedan convertirnos en buenos consumidores “.

Las palabras de Bruce también podrían ser pronunciadas por millones de jóvenes y obreros en la época actual, ante el miserable callejón sin salida de este sistema y el infame caldo mercantil disfrazado de “arte” que se les sirve diariamente. Para aquellos que se limitan a este sistema, parece que no hay salida. Pero cada vez menos personas que están dispuestas a aceptar el statu quo, sus valores y su cultura. Para Ted Gioia, el cambio es inevitable.



“Como siempre, un nuevo grupo de desconocidos harán cambiar las cosas. Los forasteros siempre crean los mayores trastornos de la música -era cierto con los cantantes esclavos de la antigua Roma, los golíardos[9] de finales de la Edad Media, los artistas de jazz y blues de los años veinte y los rockeros y raperos de los últimos años. La clase dirigente nunca provoca la revolución. Los poderosos comerciantes de la música simplemente se marchitan, hasta que alguien más con una visión más fuerte entra para llenar el vacío… ¿De dónde vendrá la próxima revolución? Aquellos con un apego nostálgico al pasado inevitablemente estarán decepcionados. La próxima ola podría abarcar al talento musical, pero no señalará un retorno al pasado. Entregará algo nuevo y fresco, aunque vendría de elementos ya presentes en la escena actual”.

En última instancia, las contradicciones que los artistas expresan son un reflejo de la sociedad de la cual surgen. Sin embargo, no pueden resolver las contradicciones aisladamente. Una solución sólo puede encontrarse en el campo de la lucha revolucionaria. Como Trotsky señaló en 1938: “El arte puede convertirse en un fuerte aliado de la revolución sólo en la medida en que se mantenga fiel a sí mismo. Los poetas, los pintores, los escultores y los músicos encontrarán su propio enfoque y métodos si la lucha por la libertad de clases y pueblos oprimidos dispersa las nubes de escepticismo y de pesimismo que cubren el horizonte de la humanidad”.

El futuro del arte está ligado indisolublemente al futuro de la humanidad en su conjunto y la lucha política contra el capitalismo debe necesariamente encontrar una expresión en el arte. A medida que los artistas se unen a la clase obrera más amplia a medida que avanza en la lucha, el arte mismo será revolucionado. Sobre la base de una economía nacionalizada y democráticamente planificada, el increíble poder de la tecnología será liberado del sistema con fines de lucro y estará a disposición de todos. Sobre esta base, las artes, las comunicaciones, y la innovación alcanzarán las alturas que podemos soñar solamente hoy. Es hacia este reino de la libertad, marcadamente contrastado contra el reino actual de la necesidad cada vez más terrible, que marchamos los marxistas con confianza y audacia.

Artículo escrito por Joel Ang

Traducido al español por Vladimir Elías M. miembro del Comité de Traducción del Bloque Popular Juvenil

[1] La retransmisión (en inglés streaming, también denominado transmisión, transmisión por secuencias, lectura en continuo, difusión en continuo o descarga continua) es la distribución digital de contenido multimedia a través de una red de computadoras, de manera que el usuario utiliza el producto a la vez que se descarga. La palabra retransmisión se refiere a una corriente continua que fluye sin interrupción, y habitualmente a la difusión de audio o vídeo.

[2] El Great British Bake Off, a menudo llamado Bake Off o GBBO, es una competencia británica de panadería por televisión producida por Love Productions, en la que un grupo de aficionados panaderos compiten entre sí en una serie de rondas, tratando de impresionar a un grupo de jueces con sus habilidades de horneado.

[3] Spotify es una aplicación multiplataforma empleada para la reproducción de música vía streaming. Cuenta con un modelo de negocio freemium, ofreciendo un servicio gratuito básico y con publicidad; pero con características adicionales, como una mejor calidad de audio, a través de una suscripción de pago.

[4] Tidal (estilizado como TIDAL y también conocido como TIDALHiFi) es un servicio de música de emisión continua basado en suscripción que combina audio sin pérdida y videos musicales de alta definición con una editorial selecta.

[5] Es el proceso de copiar y/o convertir la información de un soporte multimedia (como un CD, DVD, HD DVD o Blu-ray), a otro soporte de datos digital como un disco duro

[6] El Parlamento-Funkadelic es un colectivo americano de funk, soul y rock dirigido por George Clinton. Su estilo ha sido llamado P-Funk. Colectivamente el grupo ha existido bajo diversos nombres desde los años 60 y ha sido conocido por su talento musical de calidad, las letras cargadas políticamente, la filosofía Afrofuturistica, los álbumes conceptuales extravagantes y las actuaciones vivas memorables. Ellos influenciaron a numerosos grupos de música post-disco y post-punk de los años 1980 y 1990.

[7] Talking Heads fue una banda de new wave y post-punk formada por David Byrne en el año 1974 junto a Chris Frantz y Tina Weymouth.1​ Un par de años después se integraría a ella el guitarrista y tecladista Jerry Harrison, quien anteriormente había grabado junto a The Modern Lovers. Después de ocho importantes álbumes de estudio, varias giras, vídeos musicales y premios, en el año 1991 el grupo anunció oficialmente su separación. En 2011 la revista Rolling Stone los ubicó en el número 100 entre los 100 más grandes artistas de todos los tiempos.

[8] Gangsta rap es un subgénero del rap que persigue reflejar el estilo de vida violento de la juventud de las zonas menos favorecidas de la ciudad.1​ Gangsta es una pronunciación no rótica de la palabra gangster. El género surgió hacia mediados de los años 1980 en Estados Unidos de la mano de raperos como Schoolly D y Ice-T, y fue popularizado en la última parte de la década de los ochenta por grupos como N.W.A. Gracias a la atracción mediática que Ice-T y N.W.A lograron entre finales de los años ochenta y comienzos de los noventa en su país, el gangsta rap pasó a convertirse en el subgénero más lucrativo en términos comerciales del hip hop. Algunos raperos gangsta de Estados Unidos han sido asociados fuera del circuito musical con gánsters reales, afirmándose la existencia de lazos con pandillas como los Bloods o los Crips.

[9] El término goliardo se utilizó durante la Edad Media para referirse a cierto tipo de clérigos vagabundos y a los estudiantes pobres pícaros que proliferaron en Europa con el auge de la vida urbana y el surgimiento de las universidades en el siglo XIII.

El imperialismo, la lucha de clases y la lucha racial en la música de Jimi Hendrix

mayo 27, 2018 0

Mi amigo,

Como joven guitarrista, usted me pregunta lo que pienso de Jimi Hendrix como músico, compositor, guitarrista; en pocas palabras, lo que pienso de Hendrix como un creador y productor internacional de cultura popular, dentro del área de la música pop, del blues y del rock tanto estadounidense y mundial.

No tengo una respuesta elaborada para su pregunta, pero creo que una respuesta adecuada debería incluir tanto la dimensión artística musical como la dimensión ideológica política porque la existencia de las contradicciones derivadas de la lucha de clases y de la lucha racial en Estados Unidos, denunciada y expresada por la música de Jimi Hendrix, continúan profundizándose en la actual coyuntura socio-económica-política del pueblo estadounidense.

Desde el punto de vista ideológico político, la victoria del millonario supremacista, racista y guerrerista Donald Trump al gobierno de EE.UU., colocó más leña en la hoguera de la guerra de clases y de la guerra racial (que ya venía ardiendo a altas temperaturas desde la fracasada presidencia de Barack Obama) una vez que los supremacistas blancos de Estados Unidos se sienten empoderados con la elección de Trump.

Uno de los momentos significativos de esta coyuntura actual, fue la reciente decisión individual del jugador de fútbol americano mulato Colin Kaepernick de arrodillarse antes de cada partido durante la ejecución del himno nacional estadounidense para protestar contra la opresión, la desigualdad y la brutalidad racial en contralas personas negras y otras minorías, que generaron un conjunto de respuestas de atletas, políticos, periodistas y del público en general, con muchos apoyándolo (incluidos otros jugadores y activistas) mientras que otros afirmaban que él no respetaba la bandera y el honor de la nación.

El presidente Trump, durante un mitin en Alabama, criticó las protestas diciendo que los jugadores que realizaban esas protestas eran “hijos de puta”, clasificando el gesto de los atletas de “antipatriótico” y defendiendo que los equipos deberían despedir a quienes se nieguen a permanecer de pie durante la ejecución del himno nacional.

Foto: Arup Malakar

Volveré al himno norteamericano y la dimensión ideológica y política de la música de Jimi Hendrix un poco más adelante, pero ahora, en este punto, me gustaría mencionar que como un amante fiel de la música popular y erudita (clásica) que soy, tengo acumulado algunas experiencias y algún conocimiento sobre la historia de la música ejecutada por la guitarra (acústica y eléctrica) durante el siglo XX: por esas razones, podría darle una respuesta que pienso tendría algún interés para usted y para algunos otros interesados en el tema.

Desde el punto de vista de mi experiencia personal, le comunico que he estudiado violoncelo y guitarra acústica en Brasil y que actualmente aun sigo practicando la guitarra, el piano, el bajo eléctrico y la armónica, no sólo dentro, sino también fuera de mi casa: enpresentaciones y pequeños conciertos realizados en México y Estados Unidos, donde, en general, he tocado e interpretado música brasileña, latinoamericana, estadounidense e inglesa.

Desde el punto de vista de mi conocimiento y práctica como profesor y crítico de la cultura, he estado analizando las relaciones entre cultura, ideología, estética y política que se expresan, explícita o implícitamente, en la música, la literatura, el cine o cualquier otro discurso cultural producido dentro del sistema capitalista de producción de nuestra sociedad occidental.

Naturalmente, tanto en el caso de la literatura, del cine o de otro discurso cultural, la crítica musical que me interesa debe tratar de elaborar consideraciones sobre el lenguaje musical y sobre las características formales de este arte, si la intención de nuestro trabajo es la de aclarar, a través de la crítica didáctica, a los diferentes tipos de oyentes de este arte magistral.

Así, desde los dos puntos de vista mencionados arriba, yo le respondería, que nunca escuché, ni he escuchado; que nunca he visto, ni he asistido a ningún artista de la guitarra eléctrica (o acústica) comparable creativa y técnicamente a Jimi Hendrix. Puedo asegurarle que ya escuché y he escuchado a grandes artistas de este instrumento, a verdaderos virtuosos de la guitarra acústica (como los brasileños Rafael Rabello, Baden Powell, los españoles Andrés Segovia y Paco de Lucía) y la guitarra eléctrica de la música de blues y rock (como Eric Clapton, Stephen Ray Vaughan, Jimmy Page), de la música de jazz y blues (como Charlie Christian, Django Reinhardt, West Montgomery, Joe Pass, George Benson) pero nunca escuché, asistí, ni conocí a un artista tan genial en la creación y ejecución musical de la guitarra como el fallecido Jimi Hendrix.

Todavía quisiera sugerir que desde el específico punto de vista de las relaciones entre cultura, ideología, estética y política, sería imprescindible que usted asistiera a la presentación de Jimi Hendrix en la película sobre el Festival de Woodstock de 1969 para obtener una imagen estupenda de la absoluta grandeza creativa, técnica y expresiva de Jimi Hendrix: Usted podría observar cómo Hendrix utiliza la guitarra para denunciar, en un lenguaje exclusivamente sonoro, la guerra y la política militarista del sistema capitalista imperialista contra la población de Vietnam del Norte. En cuanto a esta presentación de Hendrix, me gustaría recordar y describir rápidamente (incluso con las limitaciones de la palabra escrita) una secuencia de escenas de una parte de la larga presentación y exhibición de Jimi Hendrix que se encuentra en esta película del Festival de Woodstock.

En esta secuencia de escenas, el artista Jimi Hendrix está en el escenario acompañado por su nueva banda “Gypsy Sun and Rainbows” formada por cinco músicos: Bill Cox en el bajo eléctrico, Mitch Michell en la batería, el guitarrista Larry Lee, los percusionistas Juma Sultán y Jerry Vélez. Hendrix está vestido con una chaqueta indígena azul y blanca con franjas de los mismos colores de estilo apache, usa pantalones vaqueros y tiene en la cabeza un pañuelo (bandana) rojo sobre el pelo negro estilo blackpower. En su cuello, vemos un collar de cuero con un broche de esmeralda, en las orejas, dos anillos de plata y en los dedos dos anillos: el más pequeño en la mano derecha, el más grande en la mano izquierda. Jimi tiene entre las manos, una guitarra Fender Stratocaster blanca, colgada de su cuello por una colorida correa roja y blanca. La presencia colorida y multiculturalista de Hendrix en el escenario del Festival de Woodstock ya mostraba el lado político, social, económico y racialmente oprimido no sólo del propio guitarrista Hendrix, sino de una parte significativa de la población estadounidense (1).

Así, la manera de vestir de Hendrix en el escenario expresaba y sintetizaba la imagen de las contradicciones y de los conflictos políticos, económicos, sociales y militares que eran escondidos por la imagen de la bandera de EE.UU. en los años 60: una bandera que representaba claramente la decadencia de los valores humanos de la nación estadounidense simbolizada por la guerra imperialista contra Vietnam.

En este contexto histórico, Jimi Hendrix sorprende a los espectadores y oyentes cuando súbitamente deja de tocar sus composiciones musicales del género blues, rock, pop y comienza a hacer un solo, en una guitarra blanca, de las primeras notas de la melodía de “Star Spangled Banner” ( La bandera tachonada de estrellas) , el himno nacional de los Estados Unidos de América. Después de iniciar el solo, Jimi abandona la acostumbrada línea melódica de la primera estrofa del himno y parte para la transformación de la segunda estrofa, alterando su línea melódica, deconstruyendo lenta y sistemáticamente sus partes súper conocidas (que son siempre cantadas y tocadas en todas las ceremonias civiles, militares o deportivas de los Estados Unidos) hasta convertirla en la sonoridad terrorífica de las bombas, los gritos y los gemidos producidos por la guerra de EEUU contra el pueblo vietnamita.

Musicalmente, Hendrix representa la tragedia humana de la guerra imperialista a través de técnicas guitarristas (muchas de las cuales él inventó y o perfeccionó) que eran poco conocidas y/o utilizadas durante los años 1960.

A través del lenguaje intrínseco y exclusivamente musical de la guitarra eléctrica, Jimi Hendrix hace artísticamente una de las mayores denuncias político-sonoras del imperialismo en el siglo XX: una denuncia que es equivalente en el plano cultural a la denuncia político-pictórica de Pablo Picasso de la tragedia española causada por el fascismo franquista en la guerra civil española en su panel “Guernica”.

Lógicamente, después de la ejecución/deconstrucción del himno “Star Spangled Banner”, la derecha política conservadora de EE.UU. (furiosa con el desenmascaramiento sonoro del imperialismo estadounidense), manipuló las imágenes (circenses) de Hendrix en el concierto del Festival de Monterrey, y comenzó a tratar de denigrar (a través de los medios corporativos) el extraordinario talento musical de Jimi Hendrix llamándolo de guitarrista payaso y drogado (2).

A pesar de la propaganda contra Hendrix y su comportamiento circense (Jimi podía tocar la guitarra con la mano izquierda, con las cuerdas invertidas, podía tocar mientras la guitarra se encontraba a sus espaldas, podía tocarla con los dientes, podía tocarla en el escenario como un equilibrista de circo, y al final de su presentación en el Festival de Monterrey, Jimi, después de prender fuego a su guitarra, rompió el instrumento en el suelo del escenario, tirando los restos de la guitarra a la audiencia), algunos de los mayores guitarristas del siglo XX (Pete Townshend, Eric Clapton, Jeff Beck) y muchos otros genios musicales de la música de jazz (como Miles Davis y Gil Evans), afirmaron, después de la presentación de Hendrix en el Festival de Monterrey, que ningún artista podía tocar la guitarra como Jimi Hendrix: además de ser un solista fantásticamente talentoso, del “otro mundo”, su técnica y su creatividad, estaban muchos años delante de los mejores de su tiempo (3)

A pesar de la relativa pérdida de la importancia del papel político del intelectual cultural defensor de los pobres y de los oprimidos (tales como los revolucionarios Karl Marx, Lenin, Trotsky, Che Guevara, Gramsci, Lukacs, Sartre, Franz Fannon, Carlos Mariguela, Paulo Freire, Manuel Sacristán Luzón, Charles Chaplin, Serguéi Eisenstein , Bertolt Brecht, Luis Buñuel, Mayakovski , Glauber Rocha…) dentro de esa etapa de capitalismo neoliberal y globalizador de nuestros días, me parece sumamente importante reivindicar y revitalizar la importancia de ese trabajo intelectual (teórico ypráctico) no solamente en el plano de la filosofía, la literatura, la política, sino también reivindicar y revitalizar la importancia del trabajo en el plano artístico, musical-ideológico-político frente al sistema capitalista, de artistas como Jimi Hendrix, John Lennon y Frank Zappa (4).

La trayectoria entera de estos extraordinarios intelectuales y artistas del área filosófica, literaria, pictórica, musical y cinematográfica, siempre estuvieron en la mira de la guerra cultural que la CIA y las dictaduras (en Portugal, España, Brasil y en América Latina) establecieron en la defensa del imperialismo norteamericano contra los movimientos de emancipación, el movimiento de los derechos civiles, la liberación de las mujeres, del movimiento subterráneo (underground) del movimiento Hippie y otros movimientos contraculturales de emancipación social y humana de nuestro tiempo.

Notas:

(1) Jimi Hendrix era de ascendencia afroestadounidense y del grupo indígena cheroqui de Norteamérica conforme el libro de Alan Douglas and Peter Neal, Starting At Zero: His Own Story, Publisher: Bloomsbury USA (October 7, 2014). Los excelentes poemas de las canciones de Hendrix hablan de su infancia (“Castles Made of Sand”) del racismo (“House Burning Down”) y de la injusticia social ( “Up From The Skies”) . La letra de la música “Castles Made of Sand”, por ejemplo, es muy biográfica. Ella nos dice: ” Down the street you can hear hers cream ‘you’re a disgrace’, As she slams the door in his drunken face, And now he stands outside and all the neighbors start to gossip and drool, He cries “ Oh girl , you must be mad , What happened to the sweet love you and me had ? Against the door he leans and starts a scene, and his tears fall and burn the garden green , and so castles made of sand, fall in the sea, eventually”. (“ En la calle se oye gritar ‘eres una desgracia’, mientras ella golpea la puerta en su rostro borracho, Y ahora él está afuera y todos los vecinos comienzan a chismear y babosear, Él grita ‘oh chica, debes estar loca, ¿Qué pasó con el amor dulce que tú y yo tuvimos?’ Contra la puerta, él se inclina y comienza una escena, Y sus lágrimas caen y queman el verde jardín, Y así los castillos hechos de arena, caen en el mar, eventualmente”). La metáfora del castillo de arena expresa la desilusión del artista con la existencia durante su infancia, subsumida por las constantes peleas entre sus padres que, debido a la pobreza, a la falta de trabajo, y al racismo, buscaban en el alcoholismo un medio para escapar del dolor de la realidad sufrida y amargada bajo el capitalismo de EE.UU.

(2) Estoy de acuerdo con el libro Addiction Treatment: A Strengths Perspective (2018) (de Van Wormer y Davis) cuando informa que “Richard Nixon fue el primer presidente estadounidense a declarar “la guerra contra las drogas” que se trataba de una estrategia planificada a separarse de la “guerra contra la pobreza” del liberal Lyndon Johnson. Pero me gustaría ir más allá del libro de Van Wormer y Davis y afirmar que Nixon hizo su “guerra contra las drogas”, no sólo para intentar destruir la resistencia del movimiento contracultura de la década de 1960 contra la guerra de Vietnam, sino también para ofuscar y ocultar su notoria imagen de criminal de guerra, ya que fue el responsable de los asesinatos de cientos de miles de habitantes de Vietnam del Norte, enviando miles de soldados estadounidenses a la muerte durante la guerra de Vietnam. El escritor y periodistade investigación británico, Christopher Robbins, afirma en su libro Air América (1985) que cuando Nixon lanzó la guerra ilegal en Camboya, fue construida, dentro de la sede de la CIA en el norte de Laos, una nueva instalación, donde el opio en masa era refinado en heroína y enviada al exterior. El libro de Robbins fue transformado en una película americana muy popular con el mismo nombre “Air América”, protagonizada por Mel Gibson y Robert Downey Jr., actores que pilotaban los aviones Air América de la CIA, en misiones voladoras en Laos durante las guerras de Vietnam y Camboya. Hasta donde sabemos, el movimiento contra la cultura de la década de 1960, formado por muchos movimientos progresistas tales como, derechos civiles, libertad de expresión, la nueva izquierda, oposición a la guerra, oposición a la energía nuclear, feminismo, ecologismo, movimento gay, hippies (Civil Rights, Anti-war, Anti-nuclear, New Left, Hippies, Feminism, Environmentalism, Free Speech, Free school movement, Gay liberation) fue sistemáticamente atacado y reprimido, a lo largo del siglo XX, por las autoridades estadounidenses: no sólo por el criminal Richard Nixon, que fue impedido (impeached) por el Congreso de los Estados Unidos, sino también por los siguientes presidentes de EEUU, Ronald Reagan, George Bush (padre), Bill Clinton, George W. Bush (hijo) y Barack Obama. Ahora es el turno de Donald Trump.

(3) A pesar de que la carrera de Jimi Hendrix solo duró cuatro años, es considerado uno de los guitarristas más influyentes de la historia del rock y uno de los músicos más famosos del siglo XX. El Salón de la Fama del Rock and Roll le cualifica como «indiscutiblemente el músico más grande de la historia del rock ».

(4) Desgraciadamente no puedo colocar la trayectoria de productores musicales internacionales como Paul McCartney o Mick Jagger, por ejemplo, en la misma categoría en que se encuentran Jimi Hendrix, John Lennon, y Frank Zappa, porque desde mi punto de vista político-ideológico, fueron cooptados por el sistema capitalista o capitularon ante la ideología neoliberal y globalizadora contra los movimientos de emancipación de seres humanos oprimidos por el imperialismo internacional. Por ejemplo, el caso de las posiciones reaccionarias del exbeatle Paul McCartney defendiendo verbalmente la política criminal y genocida del ex presidente George W. Bush en su guerra contra el pueblo de Irak e Afganistán o la posición de McCartney legitimando la política genocida y reaccionaria del ex presidente Barack Obama, a través de la celebración de conciertos musicales en la Casa Blanca para el deleite de Obama y su familia. La posición político-ideológica de Mick Jagger y de los Rolling Stones es notoriamente contradictoria porque después de componer una música de rock denunciando la hegemonía política neo-nazi de los neo-conservadores judíos (neo-con) durante la administración de George W. Bush, viajaron a Israel (el país del apartheid colonizador y opresor de la población palestina) para realizar conciertos musicales en aquel país sionista.

Artículo escrito por Jorge Vital de Brito Moreira
Traducido del portugués por Catherine M. Bryan

De Rebelion.org

La respuesta con la que Tom Morello hizo sentar de culo a un crítico con su guitarra

mayo 27, 2018 0
GENTE 

El pasado miércoles, el guitarrista Tom Morello publicaba en su perfil de instagram una fotografía en la que posaba con una de sus guitarras, cuya inscripción decía "FUCK TRUMP". Es ya muy conocida la postura crítica del ex-guitarrista de RATM y Audioslave sobre el presidente norteamericano Donald Trump y la política de la administración, por lo que no es nada incoherente ver mensajes de este tipo en sus instrumentos.

Un seguidor de su cuenta, dejó un comentario al respecto con cierto retintín crítico por su manifestación política anti-trump plasmada sobre la guitarra: "Otro exitoso músico metido a político experto".
A esto, Morello no dejó pasar la ocasión de contestarle educadamente con una respuesta que dejó al susodicho sin argumentos más que para guardar silencio. La respuesta del guitarrista fue la siguiente:

"Uno no tiene que ser un licenciado con honores en ciencias políticas en la Universidad de Harvard para reconocer la naturaleza antiética e inhumana de esta administración, pero bueno, soy licenciado con honores en ciencias políticas en la Universidad de Harvard, así que puedo confirmárselo."

Tom Morello es licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad de Harvard desde 1986.



jueves, 24 de mayo de 2018

Ticketmaster quiere implantar el reconocimiento facial para entrar a conciertos

mayo 24, 2018 0

La manera más rápida de amasar datos biométricos de millones de personas consumiendo música, ropa, alcohol, sexo, droga o comida


Asistir a un concierto solía ser una de las actividades más analógicas que una persona podía hacer hasta ahora. Sin embargo, los guardianes de "los bolos", pretenden entrar en el negocio del reconocimiento facial.

La empresa Ticketmaster posee en su mayor parte, un dominio casi absoluto desde que se fusionara con Live Nation. El poder recogido en pocas manos siempre se vuelve una constante respecto a las intenciones mercantiles que decidan tomar los propietarios de ese enorme negocio, e inevitablemente parece ser la dirección que quieren tomar estos dueños del monopolio de entradas para eventos en público.

Live Nation hizo público el pasado 3 de Mayo la inversión que está realizando en una compañía desarrolladora de un software de reconocimiento facial llamada Blink Indentity como parte del proceso de un nuevo sistema de venta de entradas digitales basada en la identidad. El producto se presenta atractivo: cruzaremos las puertas de entrada sin ningún tipo de ticket en nuestras manos. Pero cuidado, ¿seguro es todo tan bonito?


La tecnología de Blink Identity es sofisticada, puede tomar la imagen de tu rostro y consultarla con una enorme base de datos en medio segundo, según declaran. Sin embargo, quedará cada vez más lejos de nosotros el deseo individual al anonimato y a cuyo derecho tiene toda persona en este mundo. "Qué más da si ya tienen tus datos fiscales al comprar la entrada online" pensaréis muchos. Pero lo cierto es que existe una gran diferencia entre acceder a introducir estos datos en la nueva era del consumo digital y tener que verse en la conjetura de mostrar nuestro rostro a máquinas y propietarios a los que precisamente no les vemos la cara. También esto os resultará muy agradable saberlo: los fundadores de Blink Idenity han pasado más de una década diseñando sistemas para el Departamento de Defensa en los Estados Unidos. Ya no mola tanto, ¿verdad?

No habrá ningún lugar por el que vayas a escapar de esta mierda.
El reconocimiento facial será la nueva Seguridad Social, y si un día Ticketmaster es hackeada podemos esperar vales de descuento como compensación, eso sí, solo para conciertos que nadie quiere ver, como parece que pintaba el gratificante anuncio de la compañía en 2016 pero que decepcionó las expectativas de sus clientes

Fuentes:
· https://gizmodo.com/americas-shittiest-concert-ticket-company-wants-to-coll-1825787081
· https://www.rollingstone.com/music/news/pearl-jam-taking-on-ticketmaster-19951228
· https://www.wfmynews2.com/article/news/local/2-wants-to-know/frustrations-grow-over-ticketmaster-lawsuit-vouchers/83-457617084
· http://s1.q4cdn.com/788591527/files/doc_financials/2018/Q1/1Q18-Earnings-Press-Release-FINAL.pdf

martes, 27 de febrero de 2018

La inteligencia artificial dirigió un video musical y los resultados derretirán tus ojos

febrero 27, 2018 0
Incluso si no te importa la canción en sí, el video musical de la canción de Hardcore Anal Hydrogen, Jean-Pierre es una fiesta visual, aprovechando varios avances recientes en el procesamiento de imágenes inteligentes-artificiales que pasó de crear pesadillas a revolucionar cómo se crean efectos visuales modernos.


Los procesos detrás de escena que se realizaron para hacer este video musical son tan fascinantes como sus imágenes, por lo que Hardcore Anal Hydrogen compartió un largo análisis de todas las herramientas que usaron, incluyendo el software de inteligencia artificial como Deep Dream, una transferencia de estilo neuronal donde los estilos artísticos se pueden copiar desde otras piezas, y Flujo óptico, que crea transiciones sin interrupciones entre los marcos procesados.



[ YouTube a través de The Awesomer ]






miércoles, 31 de enero de 2018

El bulo sobre David Guetta remezclando el tema 'Cara al Sol'

enero 31, 2018 0

A principios de 2018, un video viral que se difundió por la app WhatsApp, mostraba al conocido dj David Guetta remezclando le himno franquista 'Cara al Sol'. Tras varías comprobaciones de fuentes especializadas en la falsedad de noticias, entre ellas Maldito Bulo, desmintieron que la autoría de esta canción fuese del artista francés.

Resultó ser tan solo un montaje con una actuación de 2012 en el festival Tomorrowland.


 

sábado, 27 de mayo de 2017

La música, como una tarifa plana de cervezas

mayo 27, 2017 0

▼ | ¿Te imaginas que pagasen a Bustamante con un puñado de estampitas de la Liga?

▼ | ¿Imaginas a un músico declarando la renta a Hacienda con botellines?

▼ | ¿Te imaginas una tarifa plana de cervezas con que la venderte?

¿Te imaginas que pagasen a Bustamante con un puñado de estampitas de la Liga o un fin de semana en Marbella? No nos engañemos, ni un fin de semana en Marbella es la mitad de costoso que el caché con el cobra por bolo el artista salido de Operación Triunfo.
¿Te imaginas que haces tu declaración de la renta a Hacienda, como músico, demostrando cuantas cajas de botellines posees en tu banco?
¿Te imaginas pagar en la farmacia con un botellín a cambio de un medicamento? ¿Y dar de beber a tu hijo un botellín en lugar de pagarle una merendola el día de su cumpleaños?

El último anuncio de Mahou ha tocado los bemoles de gran parte del gremio de artistas y músicos de este país. Como probablemente ya habrán visto y leído, el último spot de la marca de cervezas se basa en un hecho real. La banda de rock Los desleales llegó a acordar hace unos años con el ayuntamiento de una localidad cántabra dar un concierto a cambio de seis mil botellines de cerveza como pago, en lugar de dinero metálico, ya que no había fondo suficiente en las arcas municipales. Mahou conoció la historia y la compró, adornándola para su spot.

No me explico cómo un anuncio así, con la de ojos por los que tiene que pasar en los despachos y reuniones de marketing antes de ser emitido en televisión, nadie ha tenido el tacto de decir "esto no se puede hacer, hombre!"

La reacción de buena parte de la comunidad musical ha sido a la contra, como era de esperar, al menos desde las redes sociales, con una petición desde Change.org para la retirada del anuncio que ha superado las 11.000 visitas en dos días, y por suposición, por un alto número de músicos de todo el país. Grupos asociados como la Unión Estatal de Sindicatos de Músicos o la página de facebook Págame mi actuación y no me cuentes tu vida, vienen luchando y denunciando desde hace años la marginación que sufren los músicos que no pertenecen a las élites ni al estrellato, en lo debido al valor del oficio seriamente respetado y remunerado, desmontando esa difuminada idea en la que invitas al músico en calidad de pachangueo sin un producto físico que comprarle.

El músico, además de ser artista, ha de ser considerado artesano, quizás así también se vea de forma más clara que detrás hay un trabajo duro. No imaginas pagándole a un alfarero un búcaro de arcilla con dos botellines, ni a un restaurador de sofás le preguntarías si lo que gana lo declara a Hacienda, es obvio que sí, es su vida, es su oficio, es su trabajo. 

"Si es tu vocación y tu pasión, ¿por qué cobras por amor al arte?" Espérate, si te parece le decimos al cirujano que soñó serlo toda su vida, que haga gratis su trabajo, por vocación.
"Yo os presto el local y vosotros tocáis gratis" Si además dices lo de "prestar" como quien hace un favor, es doblemente humillante para un músico. Si no hay dinero para pagar las actuaciones, no pasa nada, es tan simple como respetuoso no ofrecerle tal cosa a los artistas, como tampoco le ofrecerías a un fontanero ir a tu casa a prestarle gratis el baño para que lo arregle.

Una de las últimas modas de propietarios de clubes de Madrid con los dj's (sí, ellos también dedican horas a componer y tocar, y gastan pastizales en equipos) es ofrecerles pinchar en sus locales a cambio de que llenen el bar de clientes, y que se ocupe él de convocar a la tribu de amigos que posea, es decir, serás dj si además haces bien tu papel de relaciones públicas y me petas el bar. Y si esto va bien, entonces igual te pagan 60€ o 70€ la noche, una tarifa bastante baja desde el inicio de la crisis, y quizás pienses que no esté mal por haber pinchado, pero ¿qué tal si te pagan otros 60€ por haberte llenado el bar?

No te confundas, soy rockero y me gusta la cerveza. Pero a tu cirujano plástico no le pagarás con un jarrón chino ni a tu fontanero con un juego de llaves inglesas.

Son frases que reflejan la percepción que se tiene de este asunto. Una discapacidad en la vista, o unas gafas de lentes muy desgastadas en que la mirada se queda corta, porque no se llega a ver que como todos, el músico costea un local de ensayo, costea sus instrumentos, costea su vehículo con el que transporta todo el equipo para desplazarse en los conciertos. Esas gafas viejas tampoco ven las horas que dedican los músicos a su oficio, ni ven que como todo el la vida las cosas se deterioran y hay que renovarlas, como el mantenimiento de todo el material de ensayo, ni tampoco llegan a ver que ese músico no es una persona mantenida por sus padres, ni tampoco es tan bohemio como para pensar estúpidamente que por el hecho de ser músico te gusta vivir o dormir en la fría, solitaria e inspiradora calle. Los músicos también tienen hijos, alquileres que pagar, facturas de luz, gasolina, impuestos...

Y vas y le ofreces botellines a cambio. Y vas y haces un anuncio de cervezas donde los colocas como gente feliz que le importa todo tres carajos si le pones unos botellines por delante. ¿De verdad era tan bonita la historia de Los desleales como para usarla de ejemplo que estereotipe el rol trabajador de los músicos?
Y es que otra cosa que no me explico es cómo un anuncio así, con la de ojos por los que tiene que pasar en los despachos y reuniones de marketing antes de ser emitido en televisión, nadie ha tenido el tacto de decir "esto no se puede hacer, hombre!". ¿De verdad nadie ha advertido la ofensión que cargaba este spot? La respuesta es bien sencilla: Que no hubo en ningún momento un solo músico profesional en el equipo de rodaje ni en los despachos.

Si algunas vez invitaste a tocar gratis a una banda, no pasa nada. Si alguna vez te ofreciste a tocar a cambio de unos botellines, no pasa nada. Allá aquellos con los acuerdos entre particulares, todos o casi todos lo hemos hecho alguna vez. Pero hay una diferencia importante entre esto y que una conocida marca de birras lo iconice insensiblemente para una pieza de publicidad por tres razones: 1. Porque la publicidad nunca es inocente. 2. Porque la publicidad se vende destruyéndolo todo. 3. Porque la publicidad son mecanismos por los que se perpetúa esta mala costumbre, al ser un fuerte pilar con el que la cultura se forma a sí misma por sus propios cauces.


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